viernes, 18 de diciembre de 2009

Reink

Reink dio un paso adelante y dejó que el sol bañara su pálida piel, iluminando también la estancia oscura que dejaba atrás. Movió levemente cada una de las articulaciones de su cuerpo a modo de estiramiento antes de cruzar el umbral del portón, solemne y esbelto. La Arena no era tan enorme y magnífica como le habían contado. Lo era más.

La construcción circular era obra de un genio. En las gradas, situadas alrededor del perímetro superior, la gente aclamaba a los guerreros, a los avatares. La arena suave y dorada que cubría el suelo que pisaba Reink era digna de besar, y él notaba que estaba caliente, a causa del sol, que coronaba los cielos desde lo alto. El mismo sol que se reflejaba en todos los planos de su armadura lacada de color púrpura metálico. Tenía algunos detalles dorados que la bordaban en zonas como el pecho o los hombros. En su mano izquierda reposaba un yelmo, con acabado en forma de dragón o serpiente, también lacado. En la derecha llevaba un estandarte negro, con el símbolo de Loryanna ondeando con el viento. En la espalda llevaba atada una gran espada, envainada, que deseaba salir.

Se acercó más al centro de la arena y esperó. El ambiente era eufórico. El público quería sangre…Y Reink les complacería. Al otro lado de la Arena, una puerta enorme se abrió. Lentamente pero sin pausa, otro guerrero salió al exterior. Era como la mitad de alto que Reink, pero el doble de ancho. Llevaba una larga barba gris que finalizaba recogida en trenzas para que no tropezara con ella. Iba protegido con una cota de malla y una coraza pectoral. Llevaba un enorme trabuco y un hacha de batalla en sus fuertes brazos, listo para atacar. Era un enano.

Estuvieron largo tiempo en un silencio sepulcral. Los dos esperaban que el otro atacase pero eso no ocurría. Las gradas también permanecían calladas, a la espera del combate. Reink se colocó el yelmo en la cabeza, clavó el estandarte en el suelo y desenvainó su espada. Impregnado por una sed de sangre, saltó hacia delante y empezó a correr hacia su oponente.

El enano cargó su trabuco y empezó a disparar fogoneadas a Reink, que los esquivaba como podía agachándose o apartándose. Al final, uno de los disparos impactó con éxito. Su objetivo cayó hacia atrás, con fuerza. Entonces el enano corrió hacia él guardando el trabuco y preparando su hacha.

Reink se levantó con dolor y se quitó el casco para tener más visibilidad. Con la espada en carga, se lanzó también a por el enano, que venía corriendo hacia él. El choque entre ambos fue tremendo. Reink podía esquivarlo, pero el enano era muy resistente. Las armas impactaban con luces místicas de sus hojas y parecían que eran ellas las que dominaban a sus portadores. El enano, en un ataque de ira, le asestó un tajo a Reink, que se tambaleo dolorido y sangrando de la herida.

Aprovechando eso, el enano le dio otro tajo en el otro costado del torso. Reink entonces se alzó de nuevo. El enano notó como sus piernas le fallaban. Reink, aprovechando su intimidación, le clavó su espada en el corazón.

El enano cayó hacia atrás, inerte. Reink, sin notar dolor en las dos heridas graves que había sufrido, cortó la cabeza del enano con su espada y se la mostró al público, que aplaudía y vitoreaba su nombre. Dejó el cuerpo sin cabeza y las armas del enano en la Arena, impregnado de sangre, y se marchó de nuevo con solemnidad por donde había venido. Había sido un combate fácil. Antes de cruzar el portón, se paró de nuevo a escuchar su nombre, alabado entre los asistentes. Reink sonrío, dejando ver sus largos colmillos.

martes, 10 de noviembre de 2009

Relatos de Reek Ashadow (I)

Reek Ashadow cruzó corriendo la mugrienta alcantarilla de los subsuelos de la capital imperial de Altdorf. Avanzaba sin parar y a gran velocidad, pero sin emitir apenas ningún ruido. Sus ropajes negros ondeaban suavemente, mientras se camuflaban en la oscuridad. Al cruce de varios caminos paró en seco y olfateó el aire.

Se encaminó hacia una de las paredes y trepó hasta el techo del túnel. Con la mano con la que no se sujetaba dejó caer su capucha encima de su cabeza. Se empezaron a oír pasos a la lejanía. Poco a poco, el pasadizo empezó a iluminarse por una luz amarillenta.

Los dos guardias de alcantarillas cruzaron la esquina. Iban vestidos con unos ropajes sucios y marrones, con un sombrero de ala ancha y un pañuelo tapándoles la boca. En un brazo llevaban sus lámparas de aceite, mientras que en la otra sujetaban una espada corta desenvainada.

-Cada día esto está peor –se quejó uno.

-Somos, probablemente, el trabajo peor pagado de toda la ciudad –dijo, indignado, el otro.

Se iban alejando del túnel principal, mientras seguían su conversación sobre las quejas de la sociedad actual. En ese momento, uno de ellos paró en seco.

-¿Qué ha sido eso? –preguntó a su compañero. Este hizo una señal de indiferencia. Insistió. – He oído un ruido, estoy seguro.

Su compañero alumbro hacia el suelo y vio una pequeña rata.

-Debió de ser esta… -su voz se vio ahogada por un chillido un tanto más grave.

Los dos guardias levantaron sus espadas y se cubrieron la espalda uno con otro, con sus antorchas iluminando al túnel. Poco a poco, de la oscuridad apareció una rata. Pero no era una rata como las demás.

Era de un tamaño similar a un perro, con los dientes salidos y la piel rosada y llena de tajos. Tenía pelo negro en algunas partes del lomo y miró a los guardias con recelo.

De pronto, el color de sus ojos cambió por uno más rojizo y saltó hacia delante, con las garras delante, atacando. Los imperiales reaccionaron rápidamente, y la esquivaron, separándose. Cuando la rata gigante aterrizó, arremetió contra el que tenía más cerca. Éste usó su espada y su antorcha como escudo provisional. Mientras la criatura mordía el tronco, el otro guardia le clavó su espada en el lomo, que salió por el pecho. Empezó a agonizar y cayó.

El otro se levantó poco a poco, reposando después de sus instantes de tensión. Miró al animal otra vez y un escalofrío le inundó el cuerpo.

-Esto… -empezó a decir, tartamudeando.

-Sí, Ganz… - le adelantó su compañero, mirando más de cerca a la rata gigante y a la sangre que había en su espada. – Los rumores son ciertos.

-¿Qué hacemos? –preguntó Ganz, con miedo.

-Tenemos que avisar rápidamente al Gran Te… - su voz calló. Le empezó a sangrar la boca y en sus ojos apareció una expresión de horror. De su pecho salió la punta de una espada corta, impregnada con un líquido verdoso que se volvía negro al contacto con la sangre.

Rápidamente, la espada volvió hacia atrás, y el cuerpo inerte cayó hacia delante. En su lugar estaba ahora Reek, con sus ojos rojos observando al otro guardia. Su hocico se levantó un poco, husmeando al aire.

Ganz reaccionó rápido y empezó a correr hacia la salida del túnel. El asesino skaven, con una velocidad prodigiosa, sacó una estrella envenenada y la lanzó hacia el imperial, clavándosela en la espalda.

Reek escuchó su alrededor. No había nadie, al igual que antes. Recogió la estrella y arrastró los cuerpos hacia un lado del túnel, escondidos de la vista de cualquier visitante. Observó la rata gigante que había muerto. Era extraño que uno de los mutantes del Clan Moulder se separara del grupo tanto como para salir del perímetro subterráneo del asentamiento.

Sacudió la cabeza. Tenía una importante misión que cumplir en la superficie, y no debía hacer esperar a su invitado. Veloz como un rayo, salió corriendo hacia el túnel de salida, perdiéndose de nuevo en la oscuridad mientras las antorchas de los guardias morían lentamente.

viernes, 30 de octubre de 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

Soldado Clon Especial

domingo, 27 de septiembre de 2009

Cañonera LAAT

Aqui os dejo mi animación sin sonido (aun)

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cosas de Jawas (Vol. 1)

Aqui os dejo mi primera animación en 3D, bastante mala y de mala calidad (por cuestiones de compresión) aunque espero mejorar pronto:

viernes, 24 de julio de 2009

sábado, 11 de julio de 2009

lunes, 6 de julio de 2009

domingo, 5 de julio de 2009

Caradryan (WIP)

Mi primer intento en MNM (ya editaré la entrada a medida que vaya avanzando)




martes, 23 de junio de 2009

El Lamento de Isabella

El Lamento de Isabella

Hambre, pasión, frío.
Los pesares del aire que respiro.

El ruido de los murcielagos
volando en la oscura noche.
Una oscuridad que destiñe los lagos,
Y un sentimiento de reproche.

De no haber podido hacer nada
¿Por qué, pues me prometias la eternidad?
¿Por qué, con tu majestuosidad?

Las promesas que me hiciste aquel día,
yo era joven, pero aun así te quería.
Acepté de buen grado el precio de la salvación.
Dejando a Dios, y olvidada de su perdón.

Aquel día todo cambió
Pues abandoné mi mortal cuerpo
Para unirme a ti, mi amor,
Creía que no serviría, que sería como otro siervo.

Pero tu me hiciste volver a nacer,
Me diste el beso de la vida.
Y aun asi conseguí ver,
Que no era más que el beso de la no-vida.

¿Por qué sin sentimientos,
sin temor y sin un espíritu vivo,
se me han roto los cimientos,
al ver que te has ido.

No se dónde buscar,
Si el cielo es para los mortales
y el infierno para los demonios,
No sé dónde encontrarte.

martes, 9 de junio de 2009

Del Norte llegaron...

8º en el Warhammer Contest

Feldeäs (sin pintar)

Aqui os dejo esta conversion de un portaestandarte, al que añadiré trasfondo y pintura.





viernes, 5 de junio de 2009

Squig Hooper (Work in progress)

La foto se ve muy mal, ya que la he tenido que iluminar con Photoshop y no se aprecian demasiado bien los colores. Ya haré alguna otra foto y sustituiré esta. 

lunes, 1 de junio de 2009

Zinbig el Zaltarín


9º en el Warhammer Contest

domingo, 31 de mayo de 2009

Mago Alto Elfo


22º en el Warhammer Contest

sábado, 23 de mayo de 2009

Firma Jace Beleren (Y5)

Aqui os dejo mi primera firma en C4D pura.

Portada Imperio Elfbre (BETA)

Aqui os dejo una portada que hice hace algún tiempo, para mi amigo Laindal.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Lanzavirotes de Hoeth

Hoeth, como ya sabeis, es la torre más grande y monumental del reino de Saphery. En ella, numerosos sabios y magos estudian para obtener más conocimientos. Pero todo no son flores y violetas, a veces puede resultar atacada por alguna patrulla extrangera como los orcos, que gracias a Grom el Panzudo, ya saben como llegar a Ulthuan. Para ello, la Torre de Hoeth ha construido unos lanzavirotes especiales. Son más ligeros que un lanzavirotes normal, y tienen la medida perfecta para insertarlos en alguna ventana de la torre para asi poder tener más visión.

Aqui os dejo la foto de mi lanzavirotes personalizado. Está hecho con paredes de carro, virote, palanca, asta de carro, escudo y dos velos cortados del mago en dragón (los corté porque para ponerlo en un corcel se veia muy largo y quedaba mal... es otra personalización xD):






sábado, 9 de mayo de 2009

The End of the Forest

Aqui os dejo esta obra un tanto abstracta que acabo de terminar.
Para verla a tamaño completo pulse aquí

viernes, 8 de mayo de 2009

La Salvación en forma de Fuego

Aqui teneis un montaje que he hecho a partir de un arte de AoW donde un Enano del Caos está a punto de matar a un elfo...Yo he cambiado el final de la historia xD



Para verla a tamaño completo pulse aquí

Vidente Gris

Aqui os dejo el Vidente Gris de Pedro Ramos, pintado por mi y con un toque diferente, a ver si os gusta:

Para verla a tamaño completo clique aquí

viernes, 1 de mayo de 2009

Shadow on the Building

Una fotografia hecha a los juzgados que hay ahí con algún que otro detalle añadido...Para darle emoción a la cosa.

sábado, 18 de abril de 2009

Sacerdote Guerrero

Aqui os dejo la obra de Pedro Ramos coloreada por mi
Para verla en alta resolución clique aquí


viernes, 17 de abril de 2009

Elf head

Rescue Team

El Pirómano

Una figura solitaria andaba a paso lento por las oscuras calles vacías de un barrio viejo. Sus pisadas retumbaban por el eco entre los edificios. Iba ataviada con una gabardina de un color azul oscuro con detalles plateados que bordaban la prenda.  Su paso era lento y elegante, con una cierta sombra en su apariencia. Se paró al lado de un farol desgastado con la luz parpadeante y observó a su alrededor. Decenas de moradas le rodeaban, como pidiéndole auxilio. Parecían viejas y abandonadas, aunque puede que solo llevaran unos años construidas. Sabía que en el fondo de esos escombros vivía gente... Pobre, pero gente al fin y al cabo.

Un trueno se hizo oír a lo lejos, con un fuerte estruendo. Se acercaba una gran tormenta que sería difícil de aguantar. Volvió a mirar a su alrededor. Se fijó en la única vivienda donde parecía haber luz en su interior, reflejada levemente en la ventana. Con paso firme se acercó silenciosamente al lugar, dejando atrás la luz del farol que le iluminaba su rostro de chico, atraído por la curiosidad. Se subió a una caja vacía que había en el suelo girada para ver mejor. Allí dentro había una chica joven. Tenía el cabello oculto tras un pañuelo sucio y su cara estaba llena de hollín. Sus ojos marrones seguían pausadamente las palabras escritas en el libro que leía. Su boca se movía articulando los movimientos que parecían los de una lectura en voz alta. El chico sombrío se fijó, entre las tres letras que había pintadas de color blanco en la ventana, en la escena que había. La chica estaba contando un cuento a unos cinco niños delgados y con unos pantalones de rayas blancas y azules. Ellos observaban con mucho interés a la chica, que les echaba una mirada de vez en cuando. El chico bajó la vista, apartando esa escena de su mente, llena de recuerdos y añoranzas. Se bajó de la caja y volvió al lado del farol, alejándose de esa pobre gente.

En ese momento se oyó un silbato en la boca de la calle. El chico encapuchado se giró para ver que ocurría. Unos cinco soldados avanzaban hacia él con aspecto autoritario. Se pararon delante del farol. Llevaban unos uniformes verdes, con un logotipo extraño en el brazo. Tenían unos sombreros con una pequeña visera negra, con el mismo logotipo adornando su parte frontal. Sus pantalones eran marrones y llevaban unas botas de cuero marrones en los pies. Uno de ellos se le acercó, con la mano apoyada en su pistola, guardada en su funda atada al cinturón.

-Raus hier, wenn Sie nicht möchten, dass Probleme mit uns, Jude. – dijo, con sus ojos clavados en los verdes del chico, que estaba inmóvil y calmado.

El farol tintineaba, haciendo esfuerzos por mantenerse encendido. El chico no respondió, únicamente se metió las manos en los bolsillos de la gabardina y esperó. El soldado se lo tomó como una ofensa, y sacó la pistola, apuntándole. El chico no necesitó más, y se quitó la capucha, dejando al descubierto su rostro joven. Alzó un brazo, apuntando al agente con el dedo. Los demás rieron al ver a su compañero apuntando a un chico, que a su vez le apuntaba con el dedo. Para ellos podía resultar gracioso, pero para quien conociera al joven no lo sería tanto. El oficial perdió los nervios delante del chico que le ofendía y disparó sin contemplaciones. Cerró los ojos, esperando oír el ruido de su cuerpo al caer, pero ese ruido no se oyó nunca. Los abrió, y lo que vio le dejó sin habla. ¡El chico, usando su aliento, había derretido la bala antes de que impactara su cuerpo! El soldado dio un paso atrás, dominado por el miedo. Los demás no esperaron y salieron corriendo. El joven metió su mano en el bolsillo y sacó un pequeño objeto. Sonrió maliciosamente y empezó a correr hacia ellos. Cuando pasó por el lado del oficial paralizado accionó el objeto fugazmente. Una enorme llama rojiza salió de su pequeño orificio de salida, envolviendo en fuego al desprotegido hombre. Un grito de horror retumbó por la calle, y el oficial cayó al suelo, retorciéndose en llamas. Mientras seguía corriendo, desvió la mirada hacia el cuerpo ardiendo y sonrió. En carrera, él podía perfectamente con los soldados. En ese caso, a diferencia, ellos corrían más porque habían tirado las armas, haciéndoles más ligeros, y contando con la ventaja temporal. Pero el joven tenía recursos para todo, y acercó su objeto a sus piernas. Lo accionó y sus pies se volvieron de fuego de manera que, sin quemar sus ropajes, le ofrecía mucha más velocidad que ellos. Así les alcanzó antes de llegar a la esquina, pasando rápidamente por su lado y colocándose delante, antes de que llegaran. Ellos frenaron al ver a su atacante delante, pero era demasiado tarde. Otra llama, más grande que la anterior, salió del artilugio y les envolvió. Gritos de dolor llenaron los oídos del joven, pero sin afectarle. Sabía que esos bastardos se lo merecían, y no tuvo remordimiento por ello. Volvió otra vez al farol, dejando atrás los cuerpos chamuscados de los soldados, y guardando su objeto letal en el bolsillo de su gabardina azul oscuro. Se colocó la capucha y miró una vez más a su alrededor, antes de partir hacia Berlín. 

La muchacha y los niños le observaban atentamente con una mezcla de terror y admiración en sus ojos. Se colocó la capucha, ocultando su rostro de nuevo y se fue andando, dejando atrás a las ventanas con la palabra JEW pintada con odio y a esos soldados, con la estrella esvástica que adornaba sus ropajes hecha cenizas.

Holiday

Tales of the Minstrel


Dedicado a Cessa y Vladek

The man who lives on roofs

Ejércitos Warhammer:Nippon

Dedicado a Tlaxmundi:

domingo, 12 de abril de 2009

Skarsnik y Gobbla

Aqui os dejo a Skarsnik y Gobbla, mal recortados porque la camara esta pilla poco xD

8º en el Warhammer Contest

sábado, 11 de abril de 2009

Edanaac I

La Posada del Dragón de la Luna estaba en un completo silencio. Tenía todos los rasgos típicos de la arquitectura élfica, con marcos de puertas acabados en punta, techos altísimos y con arcos puntiagudos sujetando las vigas. Todo hecho de una madera blanca y fina como la seda, suave tejido de Cathay. Detrás de la barra habían unos estantes llenos de un vino élfico muy preciado. Las mesas, situadas al otro lado de la sala, eran cuadradas, con adornos en las sillas. Nada en ese ambiente de calma se había percatado de una sombra que entraba velozmente por la ventana.

Una vez dentro, miró a los lados por si había algún elfo escondido. Al comprobar que no, se adelantó hacia el marco de la entrada que conducía al exterior y buscó alguna mirada curiosa. Como las calles estaban vacías, el individuo avanzó otra vez hacia el interior. Llegó a las escaleras, que conducían a las habitaciones de los clientes, y subió los peldaños sin dejar sonar ningún sonido. Al llegar al rellano del piso superior se paró a escuchar, apartando un poco la capucha para que sus orejas picudas pudieran oír mejor. Lo único que pudo sentir fue el sonido del viento al pasar entre las puertas. El elfo sonrió para sí y retiró un poco su capa púrpura de delante de su armadura lacada, dejando ver dos dagas encorvadas, relucientes y con aspecto mortífero.

Siguió avanzando por el pasillo donde habían unas ocho puertas, donde descansaban los demás elfos. Al llegar a la última de la izquierda vio que había llegado. <>, se dijo, y acto seguido abrió sin hacer ruido la puerta de madera blanca.

*****

Edanaac ya había oído al asesino antes de que abriera la puerta, así que ya estaba preparado. Las suaves sábanas le tapaban su cuerpo protegido por un escudo de milicia ciudadana. Haciéndose el dormido, tenía el brazo izquierdo pegado al escudo y con el derecho sujetaba su hacha de leñador. De espaldas a su agresor, el elfo de Cracia lo tenía todo calculado, solo hacía falta esperar. En el momento previsto, una daga se clavó en el escudo, quedándose clavada profundamente en la dura madera.

Entonces Edanaac dio un salto y se puso en pie al lado de la cama. Antes de que el asesino de Naggaroth se diera cuenta de lo sucedido, un gran tajo le había arrebatado el otro arma de su brazo izquierdo, cortándoselo. Un alarido de dolor inundó la posada.

Cuando los demás elfos ulthuanos llegaron a la habitación, se encontraron con un alto elfo esbelto, con los ropajes de un león blanco, pero sin armadura, en pie con hacha en mano, preparado para cortarle la cabeza al otro, que estaba arrodillado ante él con la mano sobre su antebrazo opuesto. Era un asesino elfo oscuro, un traidor, y por ello debería haber sido matado antes. Pero el leñador no lo había hecho. Había algo que le había impedido hacerlo.

-¿Qué estabas buscando? – le preguntó Edanaac, con el rostro serio.

El asesino dudó, pero después alzo la vista de su brazo ensangrentado y habló:

-¿Qué haces tú aquí, en Caledor, cuando toda tu gente está combatiendo en el norte? – le dijo, y sonrió maléficamente.

-¡Eso no es asunto tuyo! ¡Responde a mi pregunta! – exclamó el alto elfo, apretando un poco más el mango con la mano.

Viendo que el asesino se negaba a colaborar, Edanaac posó la hoja de su hacha en el cuello de su adversario. Como seguía sin responder, apretó un poco más el arma, dejando un hilo de sangre escapar cuello abajo.

-Mi...Mi misión...Era encontrar el Cristal del Anochecer y traerlo de vuelta a su dueño... En Naggaroth. – dijo, con dificultad.

-Si tu amo estuviera realmente preocupado por el cristal –, empezó Edanaac – se habría preocupado en enviar a un asesino experto...Y no a un joven aprendiz como tú.

El elfo oscuro bajó la vista hacia el hacha que le oprimía el cuello, avergonzado. Después el leñador añadió:

-Si te gustaría saber donde está el cristal, que sepas que está a buen recaudo.

Un rugido potente invadió la estancia, provocando un murmullo entre los elfos que observaban la escena, seguido de un sonido de pisadas veloces que subían escaleras arriba. Los testigos tuvieron que apartarse rápidamente para dejar paso a un león. Era grande, fuerte y con la melena blanca que le caía a ambos lados del torso.

El asesino se fijó en una bolsa de cuero que llevaba el animal colgada en el lomo con un cinto. Entonces lo comprendió todo, aunque tarde. Deslumbrado, examinó con los ojos el animal. Antes de que su vista llegara a la cola, un corte fijo le llevó a los dominios de Morai-Heg.

Edanaac (Prólogo)

La lluvia caía en el Valle de los Llantos, donde reinaba un silencio sepulcral. Una gran llanura de hierba verde húmeda se extendía a lo largo de varios quilómetros y finalizaba en las Cavernas de las Escaleras del Dragón, donde empezaba una inmensa sierra de montañas afiladas como espadas. A lo largo de ese inmenso terreno deshabitado se proyectaba un sentimiento de tristeza y horror, reflejado por el cielo oscuro. Allí, dos siluetas corrían a toda prisa, como si les persiguiera un gran demonio. Eran elfos.

Uno de los dos, el mayor, llevaba ataviada una coraza reluciente que le cubría todo el pecho. Unos faldones azules con bordados dorados se dejaban caer por sus piernas y le cubrían las espinillas protegidas. Llevaba un yelmo acabado en punta y con grabados en sus bordes exteriores, con una pequeña obertura para dejar salir sus orejas picudas. Su brazo derecho sujetaba con fuerza un hacha de mango largo y con detalles de metal, para poder sujetarla en batalla con las dos manos. Pero lo que más llamaba la atención de su aspecto de guerrero, era una gran capa de piel clara y velluda. La piel de un león blanco.

El otro elfo, en cambio, no llevaba coraza alguna. Iba vestido con un jubón de cuero encima de unos ropajes blancos, que le bajaban cintura abajo, como el elfo guerrero. Su vestimenta era más de civil, y lo único que tenía de soldado era su hacha a dos manos, de leñador, con el mango de madera y el acero poco trabajado. Su fino cabello rubio le llegaba a los hombros, y bailaba al sonido del viento.

Detrás de ellos había un león de piel blanca con poca melena, una barba recogida con una trenza y su apariencia era juguetona. Era pequeño en comparación con los de su especie, pero eso se daba a su juventud, ya que de por si era más grande que los elfos. Lo que más resaltaba de su apariencia eran sus ojos azules, que seguían a los dos guerreros sin perderlos de vista. Llevaba una bolsa de cuero atada en su lomo con un cinto. El felino avanzaba a paso lento en comparación a su velocidad, pero no podía adelantar a su amo.

Siguieron corriendo un largo tramo, hasta que el elfo mayor se paró en seco y se giró. Su pose era seria y observaba con preocupación el horizonte que dejaban atrás. Le hizo un gesto al otro elfo para que descansara. El joven se dejó caer encima de una roca mientras respiraba con dificultad a causa de la humedad del ambiente. El león se quedó al lado de él y se tendió en la hierba mojada. El guerrero, en ese momento, hizo una mueca y apretó con fuerza el mango de su arma, furioso.

-Los druchii han llegado a las puertas de Tor Achare. – le anunció, con voz solemne y con rencor. Se giró lentamente hacia el otro elfo -. Llegó la hora de despedirse. Vete lejos, únete a las legiones de Fínubar, nuestro gran rey, y entrénate para ser un gran soldado, si es lo que quieres. Recuerda que en Cracia has aprendido muchas cosas sobre el bosque y la fuerza del espíritu leñador de nuestro pueblo; ahora solo te falta formarte de aquí.– dijo, y posó su mano sobre el pecho del muchacho. - Siento no poder completar tu entrenamiento militar, pero los demás me necesitan más que nunca.

-¡No! – replicó el joven, levantándose de un salto. – Mi deber está con mi gente, con mi pueblo. ¡No pienso huir cuando tú y los demás peleáis contra los traidores! ¡Puedo luchar!

El elfo guerrero puso su mano izquierda en la parte baja del mango de su hacha y se puso en actitud de ataque, esbelto y solemne. El otro, rápidamente, cogió su arma y la cogió de la misma forma que él. El mayor avanzó velozmente hacia el elfo, asestándole un duro golpe a su hacha. El joven se tambaleó un momento, pero luego se libró del contacto con el arma de su oponente y alzó bien alto la suya, preparado para darle un ataque con fuerza, con los brazos formando una uve. Pero su rival se retiró con una finta y le golpeó al vientre con el extremo inferior de la suya, adornado con una cabeza de león de plata. El golpe fue tan certero que el joven cayó al suelo de rodillas, dolorido y ensuciándose de barro. El guerrero lo miró fijamente a sus ojos llorosos de humillación.

-No estás listo, Edanaac. Algún día lo estarás, y entonces vendrás en mi ayuda cuando lo necesite.  – dijo únicamente el soldado, y se acercó al león blanco, que había estado observando la escena sin intervenir. – Cuida de él, Gahel. –le dijo suavemente al oído, susurrando las palabras adecuadas en élfico.

-No te vayas...Quiero luchar contigo...Padre...-dijo, alzándose con dificultad, sucio, mojado y con el hacha llena de barro.

-No levantes demasiado los brazos cuando ataques y limpia tu arma, pues es tu vida. – le dijo secamente, se giró y se fue corriendo hacia el norte, como si temiera cambiar de opinión, con el corazón en el puño.

Edanaac le intentó seguir, pero Gahel le cortó el paso. Sabía que no podría enfrentarse al león, ya que tenía sus órdenes y las seguiría hasta la muerte. Miró por encima del animal y vio que su padre corría hacia su destino. Así pues, el joven elfo se giró y, dejando atrás el monolito blanco que sobresalía por encima de las colinas, partió hacia el sur en busca del suyo. Dejando atrás, con las palabras de su padre retumbándole en los oídos, el monolito que ardía en llamas.

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Edanaac (Montaje para el concurso de la DDWARF)

domingo, 1 de marzo de 2009

Mago alto elfo



Este es un dibujo de Pedro Ramos, hecho para los elfbres pero pintado por mi, simulando un asur.

domingo, 25 de enero de 2009

Dwarf Thunderlord (Sin peana decorada)

Aqui os dejo mi Enano Señor del Trueno, de AoW, que he pintado para enviarla a un amigo de MundoViejo para un intercambio de miniaturas. No he pintado enanos en los ultimos dos años, espero que se considere algo... xD


viernes, 23 de enero de 2009

Yuuzhan Vong

Aqui os dejo mi modelo en 3D (no acabado) de un Yuuzhan Vong, espero que os guste.

jueves, 22 de enero de 2009

Lanceros Altos Elfos



Aqui os dejo mis lanceros altos elfos. El nivel de la fotografia y el recortado no son muy buenos, ya que está sacada de una partida, asi que tuve que borrar varias cosas y cuesta un poco xD No son Pro-Painted, pero bueno, creo que es de un nivel medio-bajo. A ver que os parece ^^